Para los antiguos egipcios, el azul era el color de los dioses. Siempre se les presentaba con barba y pelo azul en los antiguas pinturas encontradas. En aquella época, los egipcios también creían que el azul protegía a los muertos en el Inframundo, de ahí que se colocaran pequeñas figuras azules en las tumbas. En […]
Para los antiguos egipcios, el azul era el color de los dioses. Siempre se les presentaba con barba y pelo azul en los antiguas pinturas encontradas.
En aquella época, los egipcios también creían que el azul protegía a los muertos en el Inframundo, de ahí que se colocaran pequeñas figuras azules en las tumbas. En el sarcófago, los faraones no sólo tenían pelucas y barbas azules, sino también una máscara y un talismán de escarabeo, ambos decorados con piedras azules de lapislázuli, símbolo del cielo nocturno y las aguas primigenias. También se añadía hipopótamo azul como ofrenda a la diosa de la fertilidad y la abundancia, Tawaret.
El azul también se utilizaba en la cerámica y la pintura. De hecho, fue junto al Nilo donde se inventó la pigmentación sintética del azul calentando silicato de calcio y cobre durante horas a más chan 850C. Antes la pigmentación azul se obtenía del lapislázuli y la azurita.
Entre otros colores, la corona azul era la que llevaban los monarcas en las coronaciones, batallas y ceremonias religiosas, lo que indica la importancia y el carácter sagrado de este color en aquella época.